Aderezo casero cremoso de pepino

Empieza pelando el pepino. Con años de práctica a mis espaldas, recomiendo utilizar un pelador de verduras para obtener las tiras más suaves y consistentes.

Después de pelarlo, rallar finamente el pepino y colocarlo en un bol mediano.

Añade media taza de yogur griego al bol. Con los años, he descubierto que el yogur griego le da un sabor ácido que es inmejorable, pero no dude en cambiar en crema agria si prefiere un sabor más rico y cremoso.

Ahora, mezcle el eneldo fresco picado, el vinagre de vino blanco y el ajo picado. Ya no hace falta usar aliños con aditivos, ¡esta versión más sana con hierbas frescas representa lo mejor de la cocina casera!

Este es el momento de personalizar el aliño del pepino. Añada sal y pimienta a su gusto. No te pases con la sal al principio, añádela poco a poco probando sobre la marcha, ya que el sabor salado puede intensificarse con el tiempo.

Añada una cucharada de aceite de oliva. De este modo, el aliño adquiere un acabado sedoso y brillante y se enriquece el perfil de sabor, lo que lo hace aún más agradable.

El aliño de pepino está casi listo. Deja que se haga la magia dejándolo reposar en la nevera durante una hora para que se fundan los sabores. Aunque suelo precipitarme en este paso cuando tengo poco tiempo, dejar reposar el aliño marca la diferencia.

Remuévalo bien una última vez antes de servir y ¡disfrute de su aliño casero de pepino!