Antiguas bolas de palomitas de caramelo blando

Primero, haz las palomitas. Si va a hacerlas en el horno (mi método preferido), caliente una pequeña cantidad de aceite en una olla grande a fuego medio-alto, añada los granos de palomitas y cúbrala con una tapa. Agite la olla de vez en cuando para evitar que se quemen los granos. Recuerde que sólo debe levantar la tapa cuando se ralenticen las palomitas para evitar que se desborden.

Cuando las palomitas estén listas, pásalas a un bol grande y retira los granos que hayan quedado sin explotar. A mí me resulta útil poner un bol grande boca abajo sobre la olla y darles la vuelta para que las palomitas caigan en el bol. A continuación, lo agito un poco para que los granos sin explotar caigan al fondo.

En un cazo a fuego medio, mezclar el azúcar, la miel, el agua y la sal. Remover hasta que se disuelva el azúcar.

Llevar a ebullición y dejar cocer a fuego lento hasta que la mezcla alcance la fase de bola dura (260 °F en un termómetro para caramelos). Esto es importante, ya que un almíbar poco cocido puede hacer que las bolas de palomitas queden chiclosas y pegajosas, mientras que un almíbar demasiado cocido puede hacer que queden demasiado duras.

Retirar la olla del fuego y mezclar con la mantequilla y el extracto de vainilla.

Vierta el sirope sobre las palomitas, mezclando para cubrir cada trozo. Distribuya uniformemente los ingredientes añadidos.

Cuando las palomitas estén lo bastante frías como para poder manipularlas, úntese ligeramente las manos con mantequilla y forme bolas con las palomitas. Apriétalas bien para que no pierdan la forma.

Deje que las bolas de palomitas se enfríen completamente sobre un trozo de papel pergamino antes de servirlas. Me ha resultado útil enrollar cada bola en un pequeño trozo de envoltorio de plástico para que sujetarlas y comerlas sea más fácil, sobre todo para los niños.