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Fuente: Freepik
Cómo hacer mini merengues
Estos mini merengues son bocados perfectos, crujientes por fuera y ligeros y esponjosos por dentro: ¡pura delicia dulce!
Ingredientes
- 4 Claras de huevo grandes
- 1 taza De azúcar extrafino
- 1⁄2 cucharadita de extracto puro de vainilla
- 1⁄2 cucharadita Crémor tártaro
- Opcional: colorante alimentario
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Valores nutricionales y precio
Procedimiento
Precalentar el horno a 135°C (275°F) y forrar dos bandejas para hornear con papel pergamino. En mi opinión, el papel pergamino es mejor para evitar que se pegue que el papel de aluminio o las bandejas engrasadas.
En un bol limpio y seco (preferiblemente de acero inoxidable o cristal), añada las claras de huevo asegurándose de que no queden restos de yema o cáscara. Esto es crucial para conseguir un merengue bien firme.
Empezar a batir las claras a velocidad baja. Cuando estén espumosas (como un baño de espuma), añada el cremor tártaro. Esto ayuda a estabilizar las claras y a mantener su forma cuando se hornean. Seguir batiendo a velocidad alta hasta que se formen picos suaves.
Añadir poco a poco el azúcar, una cucharada cada vez, batiendo bien después de cada adición. Esto da a los merengues un acabado brillante. Una vez añadido todo el azúcar, bata hasta que se formen picos firmes. Estos picos se mantendrán en el horno y crearán la textura de merengue perfecta.
Añadir el extracto de vainilla y el colorante alimentario opcional e incorporar suavemente. Recuerde, sea delicado. Hemos trabajado mucho para crear esa textura aireada y no queremos que se desinfle.
Con dos cucharas o una manga pastelera con una boquilla redonda, vierta pequeñas porciones de merengue en las bandejas para hornear preparadas.
Introducir las placas en el horno y hornear durante unos 45 minutos, o hasta que los merengues estén crujientes y secos. Manténgalos ligeramente entreabiertos con una cuchara de madera. Esto evita que se agrieten y proporciona una mejor textura.
Una vez horneados, apaga el horno y deja enfriar los merengues dentro. Es un proceso lento pero merece la pena esperar. Créeme, sacarlos antes puede dar lugar a un desastre pegajoso.
Una vez fríos, guárdalos en un recipiente hermético. Deberían mantenerse frescos hasta una semana, ¡pero aún no he visto que duren tanto con mis invitados alrededor!
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Estos mini merengues son bocados perfectos, crujientes por fuera y ligeros y esponjosos por dentro: ¡pura delicia dulce!
Precalentar el horno a 135°C (275°F) y forrar dos bandejas para hornear con papel pergamino. En mi opinión, el papel pergamino es mejor para evitar que se pegue que el papel de aluminio o las bandejas engrasadas.
En un bol limpio y seco (preferiblemente de acero inoxidable o cristal), añada las claras de huevo asegurándose de que no queden restos de yema o cáscara. Esto es crucial para conseguir un merengue bien firme.
Empezar a batir las claras a velocidad baja. Cuando estén espumosas (como un baño de espuma), añada el cremor tártaro. Esto ayuda a estabilizar las claras y a mantener su forma cuando se hornean. Seguir batiendo a velocidad alta hasta que se formen picos suaves.
Añadir poco a poco el azúcar, una cucharada cada vez, batiendo bien después de cada adición. Esto da a los merengues un acabado brillante. Una vez añadido todo el azúcar, bata hasta que se formen picos firmes. Estos picos se mantendrán en el horno y crearán la textura de merengue perfecta.
Añadir el extracto de vainilla y el colorante alimentario opcional e incorporar suavemente. Recuerde, sea delicado. Hemos trabajado mucho para crear esa textura aireada y no queremos que se desinfle.
Con dos cucharas o una manga pastelera con una boquilla redonda, vierta pequeñas porciones de merengue en las bandejas para hornear preparadas.
Introducir las placas en el horno y hornear durante unos 45 minutos, o hasta que los merengues estén crujientes y secos. Manténgalos ligeramente entreabiertos con una cuchara de madera. Esto evita que se agrieten y proporciona una mejor textura.
Una vez horneados, apaga el horno y deja enfriar los merengues dentro. Es un proceso lento pero merece la pena esperar. Créeme, sacarlos antes puede dar lugar a un desastre pegajoso.
Una vez fríos, guárdalos en un recipiente hermético. Deberían mantenerse frescos hasta una semana, ¡pero aún no he visto que duren tanto con mis invitados alrededor!
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