Pastel de queso feta y espinacas con hojaldre

Precalentar el horno a 200°C (180°C ventilador) para que la masa adquiera un bonito color dorado.

Calentar el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio. Añada las cebollas picadas, asegurándose de no llenar demasiado la sartén. Es esencial no precipitarse en este paso, ya que unas cebollas bien caramelizadas contribuyen significativamente al sabor general de la tarta.

Cuando las cebollas estén transparentes (unos 5 minutos), añada el ajo picado y sofríalo uno o dos minutos más hasta que desprenda aroma. Tómate tu tiempo en este paso para que los sabores se mezclen a la perfección.

Añade las espinacas frescas a la sartén. Puede que al principio le parezcan demasiadas espinacas, pero tenga en cuenta que las espinacas reducen considerablemente su volumen cuando se cocinan. Cocínelas hasta que se marchiten y asegúrese de escurrirlas bien, exprimiendo el exceso de agua. Así evitarás que el pastel quede demasiado aguado.

Pasar la mezcla de espinacas a un bol grande. Déjela enfriar un poco y añada los dos tipos de queso, los huevos batidos, la sal y la pimienta. Es crucial asegurarse de que las espinacas no estén demasiado calientes en esta fase, ya que pueden empezar a cocer los huevos.

Extienda la masa de hojaldre y pásela a un molde para tartas. Pinche la base por todas partes con un tenedor. Esta técnica, conocida como "acoplamiento", evitará que el hojaldre se hinche demasiado al hornearse.

Vierta la mezcla de espinacas y queso sobre el hojaldre, extendiéndola uniformemente.

Doble la masa por encima y úntela con la yema de huevo batida. De este modo, la tarta tendrá un acabado brillante y bonito.

Hornear durante 25-30 minutos hasta que la masa esté dorada y crujiente. Un buen consejo es colocar la tarta más abajo en el horno; así evitarás que la base quede empapada.

Deje enfriar la tarta unos minutos antes de servirla para que el relleno se cuaje.