Patatas fritas caseras con sal y vinagre

Corta las patatas peladas en rodajas finas con una mandolina. No te preocupes si no tienes una; un cuchillo afilado y un corte cuidadoso pueden hacer el trabajo. Sin embargo, una mandolina garantizará un grosor uniforme y, por lo tanto, una cocción uniforme de las patatas fritas.

Sumerja las patatas cortadas en rodajas en el vinagre blanco en un bol grande, asegurándose de que queden totalmente cubiertas. Déjelas reposar unas dos horas. Esto les dará ese maravilloso sabor ácido que deseamos.

Una vez finalizado el periodo de remojo, escurra el vinagre y seque las rodajas de patata con un paño de cocina limpio. Asegúrese de que estén lo más secas posible antes de pasar al siguiente paso. Esto es crucial porque el aceite y el agua no se mezclan; cualquier resto de humedad hará que el aceite chisporrotee peligrosamente.

Calentar el aceite de canola en una sartén honda de fondo grueso a fuego medio. Como alguien que ha hecho estas patatas fritas más veces de las que puedo contar, recomiendo encarecidamente freír las patatas en pequeñas tandas para asegurar un crujiente dorado uniforme.

Una vez caliente el aceite, echar con cuidado las rodajas de patata, procurando no llenar demasiado la sartén. Freír hasta que estén doradas y crujientes, removiendo de vez en cuando.

Con una espumadera, retire con cuidado las patatas fritas y escúrralas en una toalla de papel para absorber el exceso de aceite. Espolvoréelas inmediatamente con sal y pimienta mientras estén calientes. El calor ayuda a absorber mejor el condimento.

Sirve estas patatas fritas en un bol grande y disfruta del crujido y el sabor de las Vinegear Chips caseras mientras ves tu película favorita o disfrutas con tus amigos en una noche de juegos.