Alcachofas con jamón

Lo primero que hacemos es limpiar bien las alcachofas. Arrancamos las hojas exteriores hasta llegar a la capa de color verde más claro y hojas más tiernas. Después de eso, pelamos el tronco, que guardamos en este caso, y cortamos la punta.

Los cortamos por la mitad y usamos una cucharadita para raspar la parte central, que contiene pelusa que puede tener un sabor desagradable.

Para evitar que se doren, enjuágalas y colócalas en un recipiente con agua y el jugo de 12 limones. Si no te gusta la acidez del limón, puedes sustituirlo por perejil fresco y agua fría. Cualquiera de los dos métodos ayuda a prevenir la oxidación, que ocurre cuando los fenoles de la alcachofa entran en contacto con el oxígeno.

En una olla ponemos agua, una pizca de sal y un cuarto de limón y lo llevamos a ebullición. En este punto se añaden las alcachofas y se cocinan durante 30 minutos, según lo tiernas que estén. No deben ser demasiado suaves.

Tras ello, las sacamos del agua y las escurrimos sobre papel de cocina para eliminar el líquido de la cocción.

Corta la patata en cubos pequeños y cocínala separadamente de las alcachofas en una cacerola aparte. Déjalos reposar hasta que estén delicados pero que no se deshagan cuando los perfores.

En una sartén o cazo bajo, cortamos los ajos en láminas finas y los ponemos a dorar. A continuación se añaden las alcachofas cocidas, la patata cocida y los dados de jamón. Sazonamos con una pizca de sal, pero ten en cuenta que el jamón ya está salado.

Deja que hierva a fuego lento durante unos minutos. Este es el momento de añadir un chorrito de vino blanco si lo deseas. Deje que el vino disminuya durante 7-8 minutos en este ejemplo. Retire del fuego y sirva de inmediato.

Esta receta es sencilla de hacer y tiene una combinación de sabores básica y tradicional, lo que la convierte en un excelente primer plato. La falta de tiempo ya no es una excusa para tales preparativos. ¡Aprovecha la situación!